Es muy común que cuando salgo a realizar cualquier diligencia y aunque ésta sea de poca importancia, siempre debo lucir lo más presentable posible, desde los zapatos adecuados a cada cabello en su lugar.
Hace unos días me topé con una fotografía tomada en casa, en la que yo no era la protagonista y aunque no lucía tan desaliñada se notaba el poco esmero en mi arreglo personal. Esto me llevó a reflexionar en cuanto a que tan importantes son en mi vida las personas con las que me encuentro cuando salgo a diferencia de quienes se encuentran en mi casa, es irónico lo absurdo que actuamos a veces.
Mi familia es mi vida, son a quienes amo y a quienes quiero mostrarles lo mejor de mí. Por lo tanto, a partir de ese momento me dedico un poco más de tiempo, me arreglo más y estoy más bella para quienes si importan.
En lo personal ha sido un cambio positivo, me siento muy bien haciéndolo, bonita cada día, incluso cuando salgo de casa.