La epidemia del VIH-Sida podría llegar a su fin en 2030, aunque el reto es atender con prioridad a los homosexuales masculinos, los usuarios de drogas y los prisioneros, los grupos más vulnerables, afirmó hoy un funcionario de Onusida.
’2030 sería un blanco viable para que lleguemos a una posición (de afirmar) de que llegamos al fin de la epidemia’, planteó a periodistas el director ejecutivo de la oficina de la ONU sobre Sida, el brasileño Luiz Loures.
El experto está en Panamá para participar en una reunión de dos días con representantes de Onusida en los países latinoamericanos, como parte de una serie de reuniones con otras regiones, para definir la estrategia a seguir para el combate de la enfermedad.
Desde que apareció la enfermedad hace 30 añosm ‘estamos entrando a una nueva fase que sería la más importante porque empezaríamos a mirar el fin potencial de la epidemia’, manifestó.
Expresó su optimismo porque existen indicadores que muestran una reducción en los contagios y fallecimientos, aumento de la cobertura de los tratamientos, medicamentos más efectivos e incluso casos en que enfermos se han curado.
Sin embargo, indicó que el desafío principal es atender a los grupos más vulnerables, entre ellos los homosexuales masculinos, los usuarios de drogas intravenosas, jóvenes mujeres y prisioneros.
’No es el virus del Sida el problema sino la discriminación que no permite a estos grupos tener acceso a servicios de salud. En el Caribe se criminaliza a los homosexuales y estos no van a buscar servicios de salud’, planteó.
En la actualidad unos 10 millones de enfermos –de unos 35 millones de pacientes- están sometidos a tratamiento con la meta de llegar a 15 millones en dos años, señaló Loures.
Hace 20 años, las medicinas costaban unos 17 mil dólares anuales por persona, pero en la actualidad su costo se ubica entre 100 y 150 dólares, reveló el especialista.
Otro de los enfoques que Onusida busca promover es el inicio temprano de los tratamientos, dijo Loures.
Advirtió que la epidemia entre homosexuales masculinos es más seria y mundial y ‘está creciendo en China, en India, en Africa y América Latina’.
También advirtió el riesgo para mujeres adolescentes, cuyas tasas de infección son de tres a cinco veces mayores que las tasas de infección en hombres.
Consideró que el problema de la epidemia debe ser asumida por los gobiernos al más alto nivel y no sólo dejarla al activismo de los grupos no gubernamentales.
Señaló que Africa se mantiene como el continente más afectado, ‘pero puede haber un cambio, Africa es donde se registran los mayores avances de reducción en muertes e infecciones’.